Como es ya noticia bien extendida, Venezuela se salio de la Organización de Estados Americanos OEA, debido principalmente al rompimiento abusivo de los protocolos para la convocatoria y realización de las asambleas y las normativas internas de la institución, que fueron violados por Almagro, figura principal de la OEA al servicio de intereses imperialistas y de parcialidades de un conjunto de países miembros, que pretendían TUTELAR a Venezuela, amenazando con la aplicación descarada de la Carta, sin respetar el articulo uno de la misma, que no permite intervención en los asunto internos de los países miembros, lo que llevo en el mes de abril del 2017 a sacar a Venezuela del sistema de la OEA.
Publicamos este articulo para el debate de nuestro visitantes, con la finalidad de ampliar la visión del frente internacional que presiona al gobierno revolucionario de Venezuela, que se combina con el frente interno que busca desestabilizar a la Patria de Bolívar.
LA DECISIÓN DE VENEZUELA Y EL
DEPARTAMENTO DE ESTADO DE EEUU
Ante la decisión del gobierno
venezolano de retirar al país de la Organización de Estados Americanos (OEA)
por su perenne interferencia en los asuntos internos del país y la convocatoria
a una Asamblea Nacional Constituyente (ANC), el Departamento de Estado de EEUU,
según lo comentado por su Secretario Rex Tillerson y otros mandos de la burocracia
intermedia, busca reforzar su presión contra Venezuela utilizando al organismo
regional.
Esta estrategia que tiene a Luis
Almagro como principal operador político está constituida por tres maniobras
principales. 1) Lograr la aplicación de la Carta Democrática Interamericana; 2)
construir un consenso para iniciar un proceso de tutelaje; y 3) dinamitar las
alianzas internacionales del país que actualmente impiden un aislamiento mucho
más profundo, principalmente Petrocaribe.
CRÓNICA DE UNA REUNIÓN FALLIDA
En este sentido, la última
reunión del Consejo Permanente de la OEA (miércoles, 10 de mayo) para fijar la
fecha de la reunión de cancilleres sobre Venezuela estuvo centrada en una
resolución presentada por Canadá y apoyada por los gobiernos aliados de
Washington. La misma planteaba que la reunión debía realizarse el 22 de mayo,
sin una agenda de trabajo que clarificara los puntos que se debían abordar.
La propuesta de resolución sobre
la fecha fue rápidamente rechazada por varios países del Caribe. Las
delegaciones de Antigua y Barbuda, Surinam, Grenada, entre otros, manifestaron
la falta de informalidad de la resolución, la forma turbia en que fue
presentada y la poca claridad de los objetivos de la reunión de cancilleres
acorde con ese planteamiento.
Incluso el embajador de México
ante la OEA, Luis del Alba, partidario de la resolución de Canadá, afirmó casi
culminando el debate que el organismo “estaba lejos” de lograr un consenso no
sólo sobre la fecha de la reunión sino en cómo abordarla.
Las delegaciones de los países
aglutinados en Petrocaribe plantearon la creación de un “Grupo de Trabajo” que
preparara la reunión en un marco incluyente y dialogante, delimitara sus
objetivos reales y buscara acercar posturas.
La embajadora de Surinam dijo que
era pertinente esperar la próxima reunión de la Celac el 20 de mayo de 2017
para ampliar los consensos antes de finiquitar la fecha de la reunión de
cancilleres de la OEA.
El embajador de Nicaragua pidió
en más de una oportunidad que se votara la resolución de Canadá, propuesta que
fue rechazada por México, Argentina, Canadá y Estados Unidos en las primeras de
cambio. La negativa de ir a una votación expresaba a su vez los insuficientes
apoyos para aprobar una reunión improvisada y sin agenda en un solo impulso.
La propuesta del embajador de
Ecuador fue aprobada por consenso para dar un lapso de cinco días para que las
delegaciones consultaran con sus capitales sobre la reunión de cancilleres.
La resolución de Canadá fue
retirada de la mesa y ahora en la OEA se reabrirá no sólo el debate en torno a
la fecha, también sobre los objetivos y la ruta planteada y cómo será su
preparación, factor que podría dejar -aún más- en evidencia las pretensiones
injerencistas del Departamento de Estado de EEUU y sus aliados en la OEA.
Actores diplomáticos resistentes
a cualquier opción de diálogo y mediación pacífica desarrollada más allá del
organismo, que tenga como centralidad el respeto a la autoridad del Estado
venezolano como interlocutor político del conflicto en nuestro país.
CUESTIONES A ANALIZAR
Aunque la sesión del Consejo
Permanente de la OEA transcurrió alrededor de la resolución de Canadá, hay una
clave de fondo eminentemente política más allá de los aspectos burocráticos de
la reunión.
El Departamento de Estado de EEUU no ha logrado cohesionar al
organismo regional en torno a una postura agresiva, coercitiva y no dialogante
contra Venezuela.
En tal sentido, objetivos como la
aplicación de la Carta Democrática Interamericana, iniciar un proceso de
tutelaje o condenar la ANC pierden capacidad de ser consagrados de forma
uniforme por el organismo.
Después de un mes de la agenda de
golpe de Estado contra Venezuela en curso, EEUU no cuenta con la fuerza
suficiente para, al menos, imponer la fecha de una reunión, dejando en
evidencia las expectativas fabricadas sobre el aislamiento de Venezuela por
parte de sus principales cabilderos a lo interno (Luis Florido y Julio Borges).
El tono con el cual se desarrolló
la reunión es un factor importante, ya que evidencia posturas encontradas a lo
interno de la OEA sobre cómo referirse a la situación de Venezuela.
EEUU no ha logrado con base a
chantajes y múltiples extorsiones económicas quebrar al Caribe como bloque
aliado de Venezuela.
La salida de Venezuela de la OEA
deja sin efecto legal cualquier declaración o resolución del organismo. Por
ende, una posible reunión de cancilleres que emita en el corto plazo
declaraciones o exigencias contra la institucionalidad venezolana no serán
vinculantes, relegando al organismo a posiciones informales y de carácter
eminentemente políticas. Los países de la OEA tenderán a evaluar con mucha
mayor cautela sus pronunciamientos para no caer en posturas que sigan afectando
negativamente la credibilidad del organismo con respecto a la situación de
Venezuela.
La propuesta del “Grupo de
Trabajo” y el acercamiento de consensos con la Celac realizada por países
relacionados a Petrocaribe, otorga fuerza a la propuesta realizada del presidente
Nicolás Maduro de incorporar a cinco países del organismo regional al diálogo
político en Venezuela. Un elemento de vital importancia ya que el Departamento
de Estado de EEUU intenta exclusivizar el tratamiento de la cuestión venezolana
en la OEA, plataforma con mayor capacidad de ser controlada.
Ante el desastre interno de la
OEA ocasionado por Luis Almagro y su imposilidad de consensuar una postura
unificada con respecto al tema Venezuela, la Celac puede tomar la iniciativa
regional de incluir nuevos actores en la mediación no injerencista del
conflicto interno, llevando a la OEA a un escenario de acompañamiento o
aislamiento de la propuesta, contrario a los intereses estratégicos de EEUU de
entorpecer la ANC y cualquier ruta político en pro de relajar la conflictividad
política.
La violencia interna depende en
gran medida del empuje internacional que otorgan los actores estatales aliados
al Departamento de Estado de EEUU y Luis Almagro. Por ende, la imposibilidad de
instalar un punto de no retorno con respecto a Venezuela en el organismo puede
derivar en una postura mucho más hotil de EEUU, persiguiendo el aumento de
medidas coercitivas de forma unilateral contra el país en la búsqueda de
ejercer mayor presión sobre los países no aliados en la OEA. Con esto buscarían
acercarse a sus objetivos de un cerco político, financiero y diplomático de
proyección regional mucho más agresivo contra Venezuela.
AUTOR: William Serafino de MISIÓN VERDAD.
PUBLICADO: 12 de mayo en el psuv.org.ve